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Prepárate para festejar el Día de Muertos en Tepoztlán



Se acerca uno de los festejos más preciados para los mexicanos: el día de muertos. Una celebración que ha encontrado en Tepoztlán, la perfecta mezcla entre misticismo, naturaleza y cultura que exalta esta increíble tradición. 

No por nada nuestro día de muertos es considerado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, desde 2003. No solo por la fiesta, sino por todo el ritual que hay alrededor de ella. Pues esta tradición indígena consiste en facilitar el retorno de las almas a la tierra, con luces, olores, colores y más. 

¿Ya sabes de qué se trata? Porque en Tepoztlán esta celebración se vive de una forma intensa, con el Tepozteco de fondo y el recuerdo de las culturas prehispánicas traído a la mesa. No te lo pierdas.  

Leyendas y tradiciones en Tepoztlán El Tepozteco guarda una de las leyendas más antiguas del lugar. Se cuenta que el dios del viento, en forma de un pajarillo rojo, engendró en una bella doncella al dios Tepoztécatl. Los padres de la joven, sintiéndose deshonrados, abandonaron al pequeño en la zona boscosa de las montañas. Pero la naturaleza lo acogió y Tepoztécatl logró sobrevivir, para salvar a su pueblo de la furia de un gigante y así ser proclamado el hijo del viento y gobernante del lugar. De hecho, la leyenda también dice que en la punta del Tepozteco, justo donde se encuentra el templo erguido para honrarlo, aún se puede ver entre las nubes el humo blanco con el que comunicó su victoria y escuchar en el soplo del viento su voz.  Durante los recorridos nocturnos en Tepoztlán podrás conocer más historias prehispánicas del lugar. Así como las leyendas que circulan como la de la brujas convertidas en bola de fuego, llamadas “tepas”, que durante el día tienen forma de animales y caminan entre la gente.  Las ofrendas Cada casa en Tepoztlán, así como ciertos negocios, llama a sus muertos con una ofrenda donde las flores, la luz de las velas, el olor a copal, la comida favorita del difunto; así como sus pertenencias más significativas y su foto, se reúnen en un gran altar. Las puertas quedan abiertas para que entren los muertos. Es un rito de amor por quienes ya no están, que viene desde la época prehispánica; ya que diversas etnias como las mexica, purépecha, totonaca, zapoteca, etc., hacían ofrendas no sólo a sus dioses, también a sus muertos. Sin embargo, elementos originales aún prevalecen como:

  • El agua: símbolo de vida que calma la sed de los muertos.

  • La tierra: representa el lugar de origen y final de todos los hombres.

  • El camino de pétalos de cempasúchil: para que el muerto pueda andar por encima de él hasta llegar al lugar correcto. 

  • Las calaveras: ya sean de chocolate o de azúcar, son un recordatorio de que la muerte es lo único certero en la vida. Por lo que merece honor y respeto.

  • Comida y bebida: un festín para que el muerto pueda saciar su hambre y cansancio, debidos al largo trayecto que recorrió desde el inframundo.

  • El papel picado: alude a la fuerza y ligereza del viento. 

  • Lo olores: el altar se perfuma con copal y otras esencias para ayudar a purificar al espíritu, y permitirle así su estadía en la tierra.

La mayoría de estas ofrendas se ponen en los hogares, sin embargo, también hay personas que han decidido llevarlas hasta los panteones. De cualquier forma, en Tepoztlán encontrarás las singularidades que han hecho de esta tradición, la más querida en México. Las chilacayotas Aproximadamente a las 6 de la tarde de los días 1 y 2 de noviembre, las calles se empiezan a iluminar con las nombradas “chilacayotas”. Son calaveras creadas a partir de un chilacayote, una especie de calabaza oriunda de México.  Todos en el pueblo saben cómo armar su chilacayota: con un plumón en mano marcan las facciones de un cráneo humano. Así de sencillo toman un cuchillo y comienzan a darle forma a los ojos, la nariz y la boca.  Luego escarban sus calabazas para sacarles tanto la pulpa, como todas las semillas, y colocarles dentro una veladora de parafina, para alumbrar el camino a todas las ánimas que regresan.  Además de esto, las chilacayotas también funcionan para iluminar el camino de los pequeños vivos en su recorrido al pedir dulces o dinero para “su calaverita”.  El día de muertos en Tepoztlán es un festejo incluyente que se ha extendido hasta el 8 de noviembre, en el que los pobladores del lugar arropan a todos los visitantes regalándoles ponche y dulces.  Conclusión Solo quienes ya han disfrutado el Día de Muertos en Tepoztlán, sabrán que allí la tradición llega a otro nivel. Todo el pueblo se junta para hacer de esta tradición algo sagrado, compartiendo con todos los visitantes un poco de su significado.  La calle principal que conecta con el Tepozteco se llena de personas con disfraces, papel picado, flores, calaveras, diferentes ofrendas y un intenso olor a copal, que nos anuncia la llegada de nuestros fieles difuntos.  En el Hotel La Buena Vibra Retreat & Spa, te esperamos para que disfrutes esta tradición de una forma memorable. Artículos relacionados:

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