El sutil arte de escucharse uno mismo es la clave para una vida plena

El cuerpo y la mente humanos son instrumentos sofisticados, de altísima precisión. Y aún estamos muy lejos de aprender a usarlos en todo su potencial y eficiencia. La ciencia ha logrado grandes avances en entender el funcionamiento del cuerpo y la mente en general, pero ese conocimiento no te llevará a entenderte tú; es decir, a comprender cómo está funcionando tu cuerpo y tu mente justo ahora, en ti. Y tampoco te enseñará a recuperar la armonía de una manera natural.
Desde que a René Descartes se le ocurrió aquella famosa frase “pienso y luego existo” hace ya más de 400 años, le hemos dado demasiada importancia a los procesos mentales y al conocimiento científico. Y hemos subestimado la inteligencia superior del cuerpo. Date cuenta de esto; con cada pensamiento que tienes, con cada cosa que observas, escuchas o sientes, con cada alimento que ingieres, tu cuerpo está haciendo infinidad de ajustes para mantener su armonía y equilibrio. Algunos de esos ajustes son muy evidentes y algunos son tan sutiles que resultan imperceptibles. Mientras estás leyendo este texto, miles de procesos químicos y también psicológicos están ocurriendo en tu interior, y definen cómo es tu experiencia de leer justo ahora. Si leyeras este artículo en otro momento tu experiencia de leer sería distinta.
Los autos modernos tienen muchos indicadores en el tablero; te indican el nivel de combustible, la temperatura del motor, la presión de los neumáticos, la carga de batería, etc. Cuando alguno de estos indicadores muestra una alerta de falla, tú sabes que debes actuar y resolverlo antes de que empeore ¿correcto? Cuando los indicadores están bien y no hay alertas, tú sabes que puedes confiar en tu auto. Pero los autos no tienen sensores para todas las posibles fallas, así que también puedes usar tus 5 sentidos para averiguar si tu auto está bien; puedes escuchar si el sonido del motor es parejo, sentir la dirección en el volante, notar cualquier ruido extraño, etc. Y así ganar aún más confianza en tu auto. Ignorar los indicadores de tu auto no es una decisión muy sabia ¿cierto? Pues ignorar los indicadores de tu cuerpo lo es menos aún. Tu cuerpo es mucho más sofisticado y complejo que un auto y cuenta con indicadores para absolutamente todo, esos indicadores son: tus sensaciones, emociones y sentimientos, tu intuición, tus sueños y en algunos casos, visiones o imágenes mentales que aparecen de repente. Pero es necesario aprender a escucharlos e interpretarlos correctamente. Escucha tus propios indicadores. No es necesario mirar a tu alrededor para saber cómo estás. Vivimos en un mundo con mucha hipocresía; cuando miras a otras personas no sabes qué ocurre realmente en su interior, porque su rostro y su aspecto externo no reflejan lo interno.
Estamos acostumbrados a mostrarnos sólo a los más íntimos y a quien puede comprendernos. Por eso nos volvemos como islas, cerrados. Y así aprendimos a reprimirnos e ignorar nuestros indicadores. Es el riesgo más grande, reprimir y evadirte te lleva a la enfermedad. Para que una persona pueda desarrollar un cáncer, por ejemplo, antes tuvo que ignorar por mucho tiempo las señales que le envió su cuerpo. Para desarrollar una adicción, hay que ignorar muchísimos indicadores y volverse insensible a ellos.
La medicina actual en muchos casos lo que hace no es curar, sino apagar tus indicadores para que no molesten. Las aspirinas no alivian el dolor de cabeza, solamente reprimen tu sensibilidad para que no sientas el dolor.
Cuando reprimes lo que sientes, pierdes el entusiasmo, te desconectas de la vida que hay en ti. Tu mayor responsabilidad es ser sincero contigo y ser sensible. Una vez que comiences a acostumbrarte a lo real no querrás dejarlo jamás. Es de verdad hermoso ser auténtico y espontáneo, te sientes tan libre que no quieres volver a fingir nada. Todo mundo fracasa intentando ser alguien más, sólo puedes tener éxito en ser tú mismo.
Escucha tus sentimientos. Escucha tus pensamientos. Observa con qué cosas has alimentado tu mente y tu cuerpo. Permite que tu cuerpo te indique qué lo enferma y qué le da paz. Confía en la gran capacidad que tienes de auto regularte y auto curarte. Aprende a usar tu cuerpo y tu mente para tomar decisiones sabias y generadoras de bienestar.
Hasta aquí el artículo de hoy. Espero que te haya sido útil y por favor si conoces a alguien que le pueda servir, atrévete a compartirlo.