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Celebración de San Miguel Arcángel en Tepoztlán: tiempo de compartir la cosecha y atraer la buena vi




Para quien visita el pueblo mágico de Tepoztlán, Morelos, es común encontrarse con los acordes vigorosos de alguna banda de viento, precedidos por un grupo de gente que, entre las empedradas calles de la comunidad, acompañan en fervorosa procesión al estandarte del santo protector y benefactor de su barrio. Así entre cánticos, rezos y alabanzas, o un respetuoso silencio, el estruendo de los cohetes retumba entre los cerros y riscos aledaños, nos anuncian la víspera o el mágico acto de presencia de alguna celebración tepozteca.


La comunidad del pueblo mágico de Tepoztlán, sigue conservando celebraciones que permanecen arraigadas a tradiciones de la época prehispánica, y algunas de éstas se conmemoran en el mes de septiembre, temporada que coincide con el momento en que, desde tiempos remotos, da comienzo a la cosecha en el estado de Morelos, cuando las primeras plantas de elote aparecen en lo alto de las milpas.


Como cada año, habitantes de la comunidad de Tepoztlán, especialmente los vecinos del barrio de San Miguel, festejan el 28 y 29 de septiembre las celebraciones en honor a las primeras cosechas de maíz, día de los elotes, y a San Miguel Arcángel, respectivamente. San Miguel Arcángel es un guerrero que vencerá al mal en el día del juicio final. San Miguel es un santo protector; envía lluvia a la tierra fatigada de sed, y hace brotar la semilla. Con el temporal de lluvia, las tierras de cultivo de la comunidad se llenan de vida bajo el cuidado de San Miguel Arcángel. Para esta temporada, crecen los frutos en el campo y el monte, las flores embellece los cultivos y las milpas se colman de verde.


En septiembre, San Miguel interrumpe la fuerza del temporal y viene el primer corte. Posteriormente vendrá la cosecha, la tierra se abrirá generosa y nos ofrecerá tan deliciosos manjares. San Miguel Arcángel ha luchado en la milpa contra los demonios que la amenazan; los demonios de la sequía, las plagas, el granizo y los fuertes vientos. San Miguel vence cada año, a las fuerzas oscuros que han amenazado desde tiempos inmemoriales a esta comunidad agraria; llenando así cada rincón del pueblo mágico de Tepoztlán con tan buena vibra.


Una de las tradiciones más arraigadas en el pueblo, es la colocación de cruces de flor de pericón. La tarde del 28 de septiembre se colocan en las puertas de las casas, en el transporte público, en los comercios, así como en en las cuatro esquinas de las tierras de cultivos, cuyo simbolismo refiere a los cuatro puntos cardinales, cruces con flores de pericón; la resplandeciente flor color naranja cuyo nacimiento coincide con la temporada de cosecha del maíz en el estado de Morelos.


De acuerdo a las creencias religiosa del pueblo, desde las primeras horas del 29 de septiembre, que se dedica al arcángel San Miguel, el diablo anda suelto y através de las cruces de pericón se logra evitar que el mal entre a los hogares, autos o negocios tepoztecos. Por lo regular las cruces se dejan todo el año, y luego se sustituyen por una nueva.


Aunque no lo parezca, esta costumbre tiene un origen milenario. El uso de la flor de pericón se remonta al México prehispánico, que posteriormente sería retomado durante la colonia, en su reinterpretación ya evangelizada. La flor de pericón se encuentra profundamente ligada al culto del dios Tláloc, deidad azteca de la lluvia. No es de sorprender, que al finalizar el temporal de lluvia, justo en estas fechas, se ofrendara esta flor en agradecimiento por las buenas cosechas y para pedir que el hambre se aleje.


La recolección de la flor de pericón inicia el 25 de septiembre, fecha en la que el zócalo del pueblo mágico se llena del llamativo color y del extravagante aroma de la flor de pericón, para luego colocarla en las casas y en los cultivos el día 28, el día de los elotes. Ese día es la primera elotada del año, es cuando se obtienen las primeras cosechas de elote, lo que simboliza la fiesta en donde el bien triunfa sobre el mal, es la lucha de San Miguel Arcángel y el diablo. La tarde del 28 de septiembre todos participan en la elotada, amigos y familia se reúnen en el campo o en alguna casa para disfrutar de unos ricos elotes. Asados a las brasas o hervidos, con limón y sal o al punto de tostarse con un poco de chile. La milpa se inunda de un aroma fresco, el sol de septiembre brilla en lo alto y llena de su calor y de su buena vibra todos los rincones de esta celebración .


Nueve días antes de los festejos (durante el novenario), en la iglesia del barrio de San Miguel, llegan las promesas de otros barrios. Esta iglesia se localiza a la entrada del pueblo, justo sobre la misma avenida que dirige su camino al zócalo del pueblo y al mismo cerro del Tepozteco. En el templo los fieles ofrecen a su santo patrón flores y cohetes. Al finalizar los rezos de cada uno de estos días del novenario, ofrecen café, pan, atole o tamales a quien visite la iglesia. En el barrio de San Miguel se designan diferentes comisiones (grupos de vecinos del barrio) encargadas de los diferentes aspectos que requiere la fiesta del santo patrono. Hay comisiones de música, flores, artillería (cohetes y fuegos artificiales), comida, etc., estas comisiones determinan la cantidad de dinero que los vecinos del barrio aportarán para solventar los gastos de la fiesta.


Al atardecer del día 28 de septiembre, en el kiosco de la iglesia del barrio, se instala uno o dos grupos musicales, muchas veces procedentes de otro estado como Puebla, Michoacán o Estado de México. Cada conjunto se irá alternando para amenizar en todo momento la celebración. Las campanas replican de júbilo y los cohetes no dejan de retumbar. En las inmediaciones de la iglesia se vive toda una algarabía de colores, aromas y texturas. En el interior del templo ostentan adornos florales espléndidos y el atrio de la iglesia luce sus columnas de flor de pericón. La noche del 29 de septiembre, después de comer mole en casa de algún amigo o familiar que vive en el barrio de San Miguel, se puede disfrutar de un baile, fuegos artificiales y un castillo pirotécnico. Todo esto en honor a San Miguel Arcángel.


Así, entre el 28 y 29 de septiembre se viven días de celebración para la comunidad. Celebración ligada al ritual de la flor de pericón y la primera cosecha o elotada del año. ¿Qué habrá este año? Hay que ir a averiguarlo. Sin duda, cohetes, el distinguido aroma de la flor de pericón y toda una celebración llena de buena vibra.

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